Colegio Inmaculada Concepción de Madrid 4.1 (62 valoraciones)

Valores del centro

El modelo de persona a formar en nuestro Colegio sobre el que situar lo que proyectamos, hacemos, acompañamos y evaluamos en nuestra labor educativa, lo centramos en las dos dimensiones de la antropología agustiniana, que recordamos son:

• Personal. En inquieta búsqueda de la verdad, por el camino de la interioridad, para llegar a la trascendencia. «Vuelve a tu corazón y desde él asciende a tu Dios. Si vuelves a tu corazón, vuelves a Dios desde un lugar cercano». (Sermón 311,13).
• Comunitaria. Que se concreta progresivamente en solidaridad-amor-fraternidad, porque «no hay peldaño más seguro para subir al amor de Dios que la caridad del hombre para con los demás». (Las costumbres de la Iglesia católica I, 26, 48).

Teniendo en cuenta estas dos dimensiones, la axiología y pedagogía agustiniana y sabiendo que educar supone trabajar por una persona integral en la que estas dimensiones sean educadas, desarrolladas y fortalecidas, el modelo de alumno a formar debe de ser una persona que no sólo aprenda a pensar y a hacer, sino también a ser y a compartir.

Así, el Colegio Inmaculada Concepción quiere aportar a la sociedad personas inquietas, en constante búsqueda de la verdad y abiertas a la trascendencia. Queremos formar personas donde la reflexión y el cultivo de la interioridad desde los valores evangélicos y agustinianos, facilite el encuentro con uno mismo, con los demás, con Dios y con el mundo. 

Trabajar la dimensión espiritual fomenta la alegría del corazón y la capacidad de ser felices y hacer felices a los demás. Es decir, desarrolla personas positivas, esperanzadas y esperanzadoras, que saben sacar provecho de lo que les acontece y superarse incluso en situaciones adversas. 

Queremos aportar a la sociedad personas competentes por su formación académica excelente, capaces de afrontar los retos intelectuales y laborales de la sociedad del siglo XXI, gracias a su capacidad de esfuerzo y trabajo. Además, son personas creativas y curiosas que están en búsqueda continua y promueven el desarrollo y la innovación.

Nos proponemos aportar a la sociedad personas comprometidas porque tienen empatía, capacidad de diálogo y aceptación mutua en un ambiente de libertad, pluralismo y diversidad que lleva al encuentro interpersonal, la cercanía y la amistad que favorece el respeto a la persona y el compromiso por el bien común. Comprometidas, también, con la justicia social y la solidaridad, especialmente con los más desfavorecidos y necesitados. También, un compromiso con el mundo en el que vivimos cuidando el medio ambiente.

Aspiramos a formar personas libres que cultiven el espíritu crítico como garantía de autonomía y pensamiento propio, haciéndose creadores de su propio proyecto vital y responsables de sus actos y decisiones. Una libertad que lleve a dar testimonio con la propia vida como expresión de la correspondencia entre las convicciones internas y el comportamiento social al estilo de Jesús de Nazaret y San Agustín.