Educación

IA y aprendizaje de idiomas: qué logran y qué no las redes neuronales

Según el informe sobre el Índice de Tendencias Laborales publicado por Microsoft en 2023, el 49 % de los empleados encuestados expresó su preocupación por que la inteligencia artificial pudiera dejarles sin trabajo en un futuro cercano. Cabe destacar que esta inquietud no solo afecta a los profesionales de la informática, sino también a diseñadores, periodistas e incluso a profesores de idiomas. 

De hecho, ¿para qué necesitaríamos un docente si existe un asistente tan eficaz como ChatGPT? Hoy en día, aprender inglés con IA gratis ya no es ficción, sino una realidad; sin embargo, es importante comprender que los resultados de este tipo de aprendizaje podrían no cumplir con las expectativas. Por ello, surge la pregunta: ¿qué tan eficaz es aprender idiomas con IA? Analicémoslo.

Ausencia de resultados comprobados como argumento de crítica

Para empezar, los profesores de inglés y de otros idiomas no deben entrar en pánico: hasta la fecha, no ha aparecido ninguna persona que haya logrado aprender inglés exclusivamente mediante una red neuronal. Y, como es sabido, el hecho de que no haya resultados comprobados es un argumento sólido para criticar el método. 

Por supuesto, si entendemos por resultado la capacidad de comunicarse más o menos con fluidez con hablantes nativos de inglés o de obtener altas puntuaciones en el examen IELTS. Sin embargo, la idea de utilizar redes neuronales para aprender inglés sigue siendo atractiva. Las razones son evidentes: en primer lugar, es gratuito o relativamente económico; en segundo lugar, las redes neuronales modernas se desenvuelven con bastante soltura en cuestiones gramaticales y pueden responder prácticamente cualquier pregunta, aunque no siempre de manera adecuada. 

No obstante, hay un problema que suele pasar desapercibido para los principiantes: ni ChatGPT ni ninguna otra red neuronal es capaz de crear un plan de aprendizaje estructurado que pueda seguirse durante varios meses. Y mucho menos evaluar su eficacia.

Herramientas no especializadas

Prácticamente, todas las redes neuronales de texto funcionan, en esencia, como compiladores que utilizan multitud de fuentes, no siempre fiables. Para redactar un artículo que pase con éxito un control de plagio, esto puede resultar bastante útil. Pero cuando se trata de elaborar un programa de aprendizaje, ese tipo de algoritmo no da el resultado esperado. Si la red neuronal combina materiales de varios libros con diferentes conjuntos de vocabulario, la compilación resultante será de baja calidad. 

Además, la red neuronal no tiene criterios para valorar qué método de aprendizaje es mejor sin conocer las capacidades individuales del alumno. Por eso resulta difícil imaginar cómo la inteligencia artificial podría reemplazar a un profesor en carne y hueso con años de experiencia, capaz de percibir intuitivamente las necesidades del estudiante.

La red neuronal se asemeja más bien a un gurú universal: cortés, bien informado, dispuesto a responder cualquier pregunta, pero incapaz de pensar de manera sistemática. Y precisamente la sistematicidad en el aprendizaje de un idioma extranjero es lo que garantiza un progreso real.

Una persona necesita a otra persona

Si se le preguntara a alguien por qué estudia inglés, lo más probable es que responda: «Para comunicarme con hablantes nativos, ver películas y escuchar música en inglés». Pero para un intercambio comunicativo real hace falta otra persona. Al conversar con una inteligencia artificial, se practica la interacción con una IA, no necesariamente la competencia para comunicarse con personas. 

Es como si un piloto se entrenara solo en un simulador de vuelo: podría dominar la técnica en el entorno virtual, pero al ponerse al mando de un avión real no sabría desenvolverse con la misma soltura; lo mismo ocurre con muchos oficios y destrezas. 

Puede objetarse que aprender un idioma es ante todo un trabajo intelectual que no exige reflejos ni resistencia física; pensemos entonces en el ajedrez. Los motores de ajedrez modernos son herramientas valiosas para preparar a jugadores profesionales, pero ningún entrenador recomendaría a un principiante enfrentarse únicamente a un ordenador, porque los programas no suelen explicar por qué un movimiento es mejor que otro. 

Aprender un idioma con personas reales sigue siendo insustituible: va más allá de memorizar palabras y reglas. Al interactuar con hablantes nativos o con un profesor, uno no solo aprende vocabulario y expresiones —incluidos los verbos frasales—, sino también la cultura y la mentalidad de sus hablantes. Además, la comunicación en vivo genera una implicación emocional genuina, algo muy difícil de reproducir al hablar con una IA.

Qué pueden y qué no pueden hacer las redes neuronales

¿Significa lo anterior que el uso de redes neuronales para aprender inglés no aporta ningún beneficio? Por supuesto que no. Con un enfoque sistemático adecuado, la IA puede convertirse en un buen asistente. Lo importante es entender claramente qué pueden y qué no pueden hacer las redes neuronales.

Qué puede hacer la IA

  • Traducir palabras y frases igual que un diccionario.
  • Leer en voz alta un texto con el acento correspondiente.
  • Analizar la gramática y explicar por qué se utiliza determinada construcción.
  • Crear ejercicios para la autoevaluación y la práctica.
  • Organizar entrenamientos simulados, asumiendo el papel de un interlocutor, como un desconocido con el que entablas conversación.

Qué no puede hacer la IA

  • Ayudar a mejorar la pronunciación. Por ejemplo, la red neuronal más popular, ChatGPT, utiliza servicios externos para el reconocimiento de voz y, en realidad, no percibe ni la entonación, ni la pronunciación ni el acento.
  • Garantizar un enfoque sistemático e individualizado en el aprendizaje del idioma.
  • Provocar una reacción social o generar el ambiente emocional propio de la comunicación con personas reales.
  • Motivar a continuar con el aprendizaje del idioma.

La red neuronal es una herramienta sencilla, accesible y potente, pero sigue siendo, en última instancia, un recurso auxiliar. Aprender un idioma exclusivamente con su ayuda es posible, pero solo a un nivel básico, que permita leer textos sencillos y comprender oraciones cortas sin demasiada complejidad. Al mismo tiempo, tu nivel actual de inglés tiene gran importancia: cuanto mayor sea, más provecho podrás sacar de las aplicaciones educativas basadas en IA. 

ChatGPT, por ejemplo, puede convertirse en un excelente asistente y tutor para practicar gramática y ampliar el vocabulario. Sin embargo, solo la comunicación con personas reales te abrirá la puerta al mundo de los significados y de la cultura lingüística. Por ello, el enfoque óptimo para aprender inglés sigue siendo la combinación de distintos métodos: clases con un profesor en vivo, trabajo con libros de texto y prácticas con redes neuronales.

En definitiva, aprender idiomas con IA es un complemento, no un sustituto.

El equipo de Micole

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